martes, 2 de diciembre de 2008

Bush, Curveball y la madre que los parió a los dos

Con el lamento de hoy de Bush por el "error" de creer que había armas de destrucción masiva en Irak, en una entrevista en la ABC, me he acordado inevitablemente de Curveball (bola con efecto): nombre ficticio de Rafid Ahmed Alwan, ingeniero, desertor iraquí y supuesto mentiroso patológico, del que partió el bulo que provocó la invasión de 2003.
El hombre tiró la chinita que la negligente inteligencia de las agencias estadounidenses convirtió en enorme y endemoniada pelota que acabaría estallando, con cuerpo de informe, en las narices de Colin Powell. Sus afirmaciones sobre la existencia de laboratorios móviles iraquíes de armas biológicas fueron la base principal del documento de certezas y seguridades que llevaron a los héroes de las Azores a ordenar la invasión del país árabe.
Las afirmaciones del bocazas Curveball fueron semi ignoradas por los alemanes, pero los sagaces cerebros de la CIA no sólo no las dejaron caer en saco roto sino que las sacralizaron sin más, necesitados como andaban de pruebas y motivos.
Bush ha dicho también en la entrevista de hoy: "Creo que no estaba preparado para la guerra"

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