domingo, 18 de febrero de 2007

'El País' de las 'aznariadas'

No está bien hacer leña del árbol caído y el espacio que el diario 'El País' dedica habitualmente a José María Aznar tiene por objeto abundar en la actual capacidad de 'metepatas dialéctico' del ex presidente del Gobierno español.
El reportaje que publica hoy el periódico del Grupo Prisa bajo el título de 'Palabra de Aznar' no es más que una anecdótica recopilación de sentencias desafortunadas que el que fuera máximo dirigente del PP ha ido acumulando desde que dejara el poder en 2004, tan gratuito como insustancial.
Puede que las palabras más escandalosas de todas fueran aquéllas de: "Muchos claman al Papa para que pida disculpas. Yo nunca he oído a ningún musulmán pedirme a mí disculpas por haber conquistado España. ¡Nunca!". Las más recientes, conocidas, éstas otras en referencia a Irak: "No había armas de destrucción masiva. Tengo el problema de no haber sido tan listo de saberlo antes. Nadie lo sabía, ¿sabes?". Entre medias, varias recogidas en las páginas de 'El País', a modo de burla descarada más que de homenaje al desvarío verbal de un ex presidente abandonado por la lucidez y la sensatez de las que antaño solía hacer gala.
Quizá la semana que viene otro reportaje venga a recopilar los actos 'aznarianos' menos afortunados: bolígrafos en escotes de reporteras descaradas, llamamientos desesperados a que la prensa le deje tranquilo, incomparecencias a actos en los que haya periodistas españoles cargados con presuntas preguntas incómodas...
Se dice que los populares se preocupan, electoralmente hablando, ante cada intervención del presidente de honor de su partido. También los lectores de 'El País' deberían estar preocupados por el hecho de que un periódico, serio y riguroso, ataque sistemáticamente al presidente de las FAES con artículos como el de hoy -publicado, además, en las páginas que dedica a España-.
La cosa hubiera sido bien distinta -y no sólo tendría un pase, sino que, incluso, habría tenido su punto- si las numerosas frases desafortunadas de Aznar hubieran aparecido junto a lastres verbales de otros políticos en la sección de Sociedad o, directamente, en una sección de humor. La animadversión del periódico habría quedado pulcramente diluida y el regodeo, generalizado; porque en cada casa hay gente que un día debió amanecer con incapacidad oratoria.
Crecí en esto del periodismo con el Manual de Estilo de 'El País' como indiscutible libro de cabecera, quizá sea por esto que me permito ser crítico con el proceder de este diario con respecto a la controvertida figura de Aznar, especialmente hoy.