lunes, 9 de febrero de 2009

Espigadores

En 1998 tuve mi primer contacto con los llamados rebuscadores, personas que aguardan a que cada día los grandes supermercados tiren productos alimenticios que ya no pueden vender pero que todavía son aptos para su consumo. Fue en Londres, llevaba casi un mes sin comer más carne que las de unas supuestas hamburguesas congeladas y un compañero me abrió las puertas a un mundo hasta entonces insospechado.
El mismo camarada me invitó a que, de manera puntual, me dejara caer por un hotel de cinco estrellas de la City londinense para trabajar metiendo la vajilla que llegaba del restaurante en un gigantesco friegaplatos: en una jornada de trabajo, además del sueldo correspondiente, llenaba mi nevera de productos de primera calidad para más de una semana
En el año 2002, el tema de quienes aprovechan lo que no quieren los demás volvió a entrar con fuerza en mi vida gracias al imprescindible documental de Agnès Varda Los espigadores y la espigadora
Hace unos años, la Facultad de Agricultura de la Universidad de Bolonia puso en marcha el Last Minute Market, una red local solidaria mediante la que hacer llegar a entidades sin ánimo de lucro los alimentos desechados para la venta pero aún aprovechables de las superficies comerciales. Hoy, según leo en un artículo de diariovasco.com, una experiencia similar se pondrá en marcha en Guipuzcoa desde el próximo dos de marzo: "se iniciará una experiencia piloto de recogida, transporte, entrega y distribución de alimentos, que tendrá una duración de cuatro meses y en la que van a participar como donantes los hipermercados Eroski de Garbera y Urbil"


Los periodistas deberíamos tener un mucho de espigadores de historias