miércoles, 20 de junio de 2007

Sueños de funcionario

Únase al tópico de "trabajas menos que un funcionario" el hecho de que una vez logrado un puesto en la administración pública ya nadie puede mover de la misma al afortunado ni con agua caliente; condiméntese con un apetecible montón de días de asuntos propios y con pizca y media de un sueldo más que respetable; espolvoréese sobre la mezcla resultante algo de fundadas expectativas de jugosa jubilación anticipada y ¡voilà!, obtendremos el siguiente resultado: interminables colas de aspirantes a aprobar una oposición.
Si el colectivo al que se le oferta tal posibilidad es, además, uno tan mal pagado y masificado como el de los periodistas, la locura que provoca la convocatoria pública de provisión de plazas de puestos fijos en las plantillas de la Corporación RadioTelevisión Española es de escándalo.
Esto es lo que estamos viviendo en estos días los sufridos miembros del gremio de informadores al cual pertenezco, una auténtica locura. Hay 202 puestos vacantes -a razón de 1.482 euros mensuales y 15 pagas anuales más una paga de productividad- y miles de novias para los mismos.
El paraíso tan sólo cuesta una empollada de aúpa del temario correspondiente, estar al tanto de la actualidad, aprobar un examen práctico y quizá también el tener que hacer rápidamente las maletas para Melilla siendo de Bilbao; poca cosa.
A decir verdad, lo más difícil de una oposición como ésta es poder soportar el cachondeo y la falta de respeto de quienes organizan todo este circo. A saber: llevan el entramado con más misterio que una película de Hitchcock, publicando pistas en su web, poco a poco, como quien desmigaja una barra de pan; hacen público el temario de la oposición con el tiempo lo suficientemente justo como para que todo el mundo ande a última hora desquiciado tratando de reunir y memorizar todo lo que podrían preguntarle (lo hicieron el pasado 8 de junio); tienen la desvergüenza de cobrar 20 euros por cabeza para participar en las pruebas de selección y, lo que es aún peor, obligan a pagar esos 20 euros antes de publicar la fecha de los exámenes, la cual, a día de hoy, sigue siendo un secreto -aunque han tenido la deferencia de anunciar que no será antes del 8 de julio-.