miércoles, 15 de agosto de 2007

A prisión por inventarse una noticia

Que el ejercicio del periodismo en China es algo harto difícil es un hecho.
Los periodistas chinos tienen prohibido trabajar como tales para publicaciones o medios electrónicos extranjeros e, incluso, los que no forman parte de las plantillas de la prensa oficial tienen que aprobar un examen de comunismo para obtener la licencia que les permita ejercer.
El encarcelamiento de profesionales por cuestiones políticas es frecuente. Según el Comité para la Protección de los Periodistas, China ya encarcela a más periodistas que cualquier otro país del mundo y se sabe de unos 30 casos de informadores que actualmente se encuentran en prisión por sus actividades de reportaje, según denuncia Human Right Watch. Tampoco se han librado de la represión algunos bloggers o ciberdisidentes.
De cara a los Juegos Olímpicos de 2008, China va a recibir una atención informativa internacional fuera de lo común y una legión de periodistas extranjeros tendrá acceso a un país tan descomunal como desconocido. Para los informadores extranjeros hay menos dificultades legales a la hora de efectuar su labor y con la excusa del deporte habrá más oportunidad para descubrir otro tipo de historias, lo quieran o no las autoridades chinas, quienes tienen un difícil toro que lidiar: censurar lo que consideren inconveniente pero sin que se vea demasiado. Los primeros encontronazos no se han hecho esperar y esto sólo acaba de empezar. La presión sobre las fuentes de información, los traductores y los asistentes de los periodistas extranjeros es sólo una de las formas de dificultar su trabajo.
Sin embargo, el último periodista chino del que se ha informado que ha sido encarcelado ha dado con sus huesos en prisión por haberse inventado una noticia.
Un año en prisión tendrá que pasar Zi Beijing, de 28 años, por decir que unos bollos que se vendían en la calle estaban rellenos de cartón, sosa cáustica y grasa de cerdo.
El informador justificó su falta por la presión a la que le sometían en su empresa para que encontrara hechos noticiosos.
Si esta medida sancionadora se extendiera a España, las tertulias televisivas de los programas de prensa rosa iban a registrar una significativa falta de efectivos...