miércoles, 19 de septiembre de 2007

Cambio de imagen para llenar los cepillos

Quizá no quede tanto para ver un anuncio en la tele del tipo de los de las Fuerzas Armadas -uno de esos en los que se loa la labor humanitaria de los soldados y que acaba instando directamente a unirnos al Ejército-, pero con la Iglesia de protagonista y pidiendo al final dinero para poder seguir desarrollando su tarea.
Los obispos se han dado cuenta por fin de lo importante que es la imagen en nuestra sociedad y han recurrido a una agencia de comunicación para que vendan mejor todo lo que ellos hacen. (¿Qué tal un banner en Libertad Digital?)
La razón de este paso al frente es bien sencilla: tienen miedo de que el nivel de los cepillos eclesiales quede más bajo que el de los pantanos en época de sequía. El acuerdo con el Gobierno sobre el cambio en el sistema de financiación de la Iglesia limita los ingresos de ésta a las donaciones directas de los fieles y a las aportaciones voluntarias de los contribuyentes a través del IRPF.
Los profesionales elegidos para la promoción han sido Advise, quienes no lo van a tener nada fácil, puesto que no sólo tendrán que exponer los méritos de la Institución sino que necesitarán esconder los numerosos deméritos de su cúpula, especialmente, que son los que verdaderamente lastran el trabajo social de sus bases y que tanto juego dan a cada medio de comunicación que no huela a Conferencia Episcopal.
Casos como el de la parroquia roja de Vallecas o el del traslado forzoso del cura de Albuñol no ayudan a la imagen de la Iglesia y sí proyectan un totalitarismo reprobable, el mismo que transmiten desde sus programas muchos de los profesionales de la cadena COPE, la radio de los obispos, cuya última hazaña ha sido la de rechazar una cuña publicitaria del programa de humor de Cuatro "El Hormiguero" por considerar su contenido inapropiado cuando el texto del anuncio contenía un humor blanco e inocente.
Y eso que no estoy hablando más que de cosas casi anecdóticas que me vienen a la memoria a bote pronto. No es cuestión de hablar ahora de normas morales caducas ni de adhesiones a manifestaciones partidistas. (¿Qué tal un giro al centro?)
Es necesario decir que la Iglesia, como tal, no conoce fronteras y que desde Roma tampoco es que se haga demasiado por caer simpáticos. De nuevo, quedándome en la pura anécdota, que le pregunten a los cientos de españoles y españolas a los que cada verano se les prohíbe entrar en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, por ir vestidos (con 33 grados a la sombra, en pleno verano) con una camiseta de tirantes o una minifalda o un pantalón corto, si luego van a dar dinero a la Santa Madre Iglesia.
Todo el mundo sabe, dentro de la propia parroquia, lo que el cura de turno hace por su comunidad y los hechos hablan por sí solos, sin necesidad de más publicidad que la del boca a boca. Lo que no está tan claro es lo que hacen los jerifaltes eclesiales por cada una de sus diócesis. Éstos sí necesitan de agencias de marketing y comunicación.
Imagino que lo de recurrir profesionales de la comunicación se decidió después de que, en una reunión, Rouco Varela propusiera que el lema publicitario de la campaña para recaudar más fuera "O marcas la casilla de la Iglesia en tu Renta o te excomulgo". A Blázquez no le debió convencer del todo la frasecita...