jueves, 15 de febrero de 2007

Complicidad vengonzosa

El avión de la actualidad informativa presenta en estos días 'overbooking' de temas de relevancia con lo que, alguno de ellos, corren el peligro de quedarse en tierra y perecer sepultado en el olvido por otros asuntos estelares. A más de uno le convendrá que esto suceda: la presunta corrupción urbanística ya no es novedad, el 11-M, sí. Pero los aviones que más atención están mereciendo en las últimas horas son los que la CIA estadounidense utilizó para trasladar a supuestos terroristas, detenidos en terceros países de manera ilegal, a la prisión de Guantánamo y a otrar cárceles secretas para interrogarlos.
El Parlamento Europeo aprobó ayer un informe sobre estas prácticas ilegales de la agencia de inteligencia norteamericana, en el que queda probado que se produjeron, al menos, 1.245 vuelos civiles operados por la CIA en aeropuertos europeos -entre ellos 336 en Alemania, 170 en Reino Unido, 147 en Irlanda, 91 en Portugal, 68 en España, 64 en Grecia, 57 en Chipre y 46 en Italia-. El visto bueno al llamado 'informe Fava' abre las puertas a próximas revelaciones sobre la materia.
"Personas inocentes han pasado en Guantánamo más de cinco años simplemente porque ningún gobierno se quería hacer cargo de su situación", denunció el relator del Parlamento Europeo, Giovanni Fava, quien dijo que "los gobiernos europeos lo sabían", en referencia a los 21 casos de entregas extraordinarias, detención y encarcelamiento extrajudicial de sospechosos de terrorismo.
En territorio español esos vuelos de la CIA se produjeron tanto en la época de Aznar como en la actual de Zapatero, puesto que se ha dado fe de la existencia de los mismos hasta 2005. Por fin algo tienen en común PP y PSOE, lástima que sea algo reprochable. Hace cinco días, el Gobierno español decidió desclasificar los documentos en su poder sobre los vuelos a instancias de la Audiencia Nacional.
El actual Gobierno no sólo podría, sino que debería aclarar el asunto. De nada sirve tratar de eludir responsabilidades o evitar situaciones incómodas o comprometidas. Al que huye, tarde o temprano, se le acabará acorralando.
Guantánamo es una vergüenza y ningún Gobierno de bien debería aceptar que se le relacionara con ella ni con los abusos en la 'guerra contra el terror'.

Expertos en DNT

De sobra es sabido que dentro de cada español se encuentra un seleccionador nacional de fútbol. La novedad de estos días es que también va a haber, al menos en uno de cada dos de nosotros, un experto en fabricación de explosivos (preocupante el dato).
Llegó el momento en el que el juicio por el 11-M ha dado comienzo y aquél que intente estar al tanto del desarrollo del mismo y de las investigaciones -he de reconocer que yo lo pretendo, soy así de raro- va a tener que trabajar duro para tratar de sacar algo en claro de cuanto se nos está diciendo y de cuanto se está publicando.
Lo primero con lo que nos hemos encontrado es con versiones contradictorias en los diarios de mayor tirada nacional sobre la composición de los explosivos utilizados en la masacre de Madrid, así como con las distintas interpretaciones que cada cual realiza de sus propias informaciones.
En los editoriales de la prensa escrita, en diversos blogs en Internet, en foros de discusión, términos como Dinitrotolueno (DNT), Goma 2 ECO, Goma 2 EC, Titadine, ácido bórico, etc, etc, son utilizados por cualquiera como si todo el mundo estuviera familiarizado con ellos y supiera sobre lo que están hablando. ¿Por qué todo el mundo se cree obligado a posicionarse y se presta a ladrar cuando la situación lo que exige es cautela? ¡Menuda temeridad!
No basta con buscar en la Red las siglas 'DNT' y leer lo poco o lo mucho que sobre el término puede encontrarse un persistente navegante para creerse experto en fabricación de bombas y voz autorizada en la materia. No basta consultar con algún especialista de verdad en tan explosiva cuestión y con el batiburrillo de datos obtenido ofrecer a los lectores una explicación de los hechos que trate de corroborar la versión ofrecida con anterioridad por el medio y defendida editorialmente hasta la muerte. No hay que frivolizar ni difundir rumores sobre algo tan serio.
Hay que permanecer en alerta y, en esa actitud, esperar; sólo cabe esperar y, después, confiar en la Justicia y no caer en una especie de 'hipocondría judicial'.