jueves, 29 de marzo de 2007

Esperando a Mariano

La novedad de ver a nuestros dirigentes políticos hablando de algo que no sea ni el contrario ni la alta política bien vale el sacrificio de brindarles gratuitamente un espacio televisivo en horario de máxima audiencia para que aprovechen y publiciten sus logros o sus intenciones.
Mucho se está hablando de que Zapatero no sabe cuánto cuesta realmente un café en el país que gobierna y de que el Presidente se mostró distante durante su exposición a las preguntas (42 exactamente) de ciudadanos anónimos durante la emisión del programa Tengo una pregunta para usted, pero realmente a mí lo que me interesa es la gestión que realiza, que es por lo que se le debería juzgar.
No nos dejemos manipular por las estrategias que preparan los asesores políticos y expertos en marketing que rodean a los líderes de los partidos, ni por la ejecución que de ellas realizan sus jefes. Un ciudadano maduro ha de ir mucho más allá en su análisis y obviar, en la medida de los posible, lo que ve y lo que escucha. El mejor orador, el que mejor planta tiene, el que mejor domina el espacio televisivo, no tiene por qué ser el más capacitado para conducir un país.
No me gustó la intervención de Zapatero (vendió con demasiado descaro los que él creía que eran sus logros y se le fue la mano con la duración de sus respuestas), ni el temblor en las voces y los balbuceos de la mayoría de los privilegiados ciudadanos que pudieron plantearle una pregunta al Presidente (qué le habrían preguntado de verdad sin cámaras ni tanta formalidad de por medio), ni el formato televisivo elegido para someter al invitado de turno a un grado sumarísimo (no se propicia en ningún momento la intimidad que se necesitaría para ir más allá de una fría pregunta con su correspondiente respuesta). Sin embargo, he de aplaudir iniciativas televisivas de este tipo y confesar que espero con ansiedad al próximo compareciente, Mariano Rajoy.