domingo, 19 de noviembre de 2006

Súbanme el sueldo, España va bien

Dicen los entendidos que el momento oportuno para pedir un aumento de sueldo en las empresas es éste, el último trimestre del año y, especialmente, el mes de noviembre, cerca de las revisiones anuales de salarios que suelen hacerse en el mes de enero y con la Navidad de por medio, para ver si los espíritus de los respectivos Mr. Scrooge que tenemos por jefes se apiadan de nosotros durante las fiestas, entre nécora y nécora, y nos dicen que sí.
Por si no se produce el milagro y, como el argumento más oído -si tienen la deferencia de explicarnos su negativa a una subida de sueldo mayor a la del IPC- suele ser que la cosa no anda como para ir tirando cohetes, ahí van unas letras que publica hoy el diario El País en su editorial 'Salarios y beneficios' y en las que se habla de la 'bonanza general' de la Economía española: 'Hacía tiempo que las empresas no gozaban de un clima tan favorable a su actividad y a la generación de excedentes... En los nueve primeros meses del año se han registrado beneficios récord...'
En el editorial, optimista en cuanto a la marcha económica del país, se aboga por que la bonanza empresarial, los récord logrados por la Bolsa y la previsión clara de crecimiento para el próximo año, repercuta -entre otras cosas- en la mejora de los salarios, lastrados durante el último lustro.

¡Tonto el último!

Renovarse o morir, ésa ha sido siempre la máxima de los supervivientes y en la era actual, y en todo lo relacionado con la Red, la renovación cada vez tiene que ser más a menudo. El diario El País apuesta por un lavado de cara de su edición en Internet. Los contenidos multimedia (¿quién no tiene ya, al menos, una conexión ADSL?), los blogs y la participación de los usuarios cobrarán mayor protagonismo. Un diseño web que ocupa los 1024 píxeles con los que están ya configuradas la mayoría de las pantallas de ordenador de los que navegamos por este mar inmenso es otra de las novedades.
A lo de los blogs se han apuntado demasiado tarde, a lo de convertir a los usuarios en generadores de contenidos, no. Siguen la estela de experiencias tan recientes como las de La 2 Noticias o Periodista Digital. La iniciativa, de salida, está muy bien y, además, !lo que van a ahorrar en sueldo de periodistas¡ Es algo así como si una empresa de reformas invitara a quien lo desee a pintar la casa del tipo que los ha contratado o a levantar el muro que separe el salón del cuarto de baño.
También anuncian que se va a poder valorar y comentar las informaciones, digo yo que lo harán al estilo de 20Minutos.es

Que paguen los políticos por publicitar su marca

Zapatero dice, Rajoy advierte y acusa, Otegi asegura... Los periódicos están llenos de declaraciones de políticos. Las noticias son más lo que se dice que lo que sucede, o sea, que no son. Del dicho al hecho hay mucho trecho e informar sobre nada un día tras otro es absurdo. Estos días, afortunadamente, algunos periodistas han criticado la práctica, cada vez más extendida, de las ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas. El convocante reúne a los medios de comunicación en algún lugar, llega, suelta su rollo y se va sin permitir que los informadores abran la boca ni para decirle prácticamente 'hola'. El político de turno no se conforma ya con que se publiciten sus elucubraciones, sino que encima exige que se haga exactamente como él quiere. ¡Eso es algo que no se puede permitir!
Si los políticos quieren vender sus mensajes tal y como se los escriben que los paguen, como el Carrefour hace con sus ofertas 2x1, a doble página y con colorines si lo desean. Ya está bien de anuncios gratuitos de su marca, porque al final se trata de eso, de comprar o no unas siglas.

Escribe Milan Kundera en 'La Inmortalidad' lo siguiente:
'Los políticos pronuncian largos discursos en los que repiten una y otra vez lo mismo sin el menor pudor, sabiendo que da exactamente igual que se repitan o no, porque el público de todos modos sólo se enterará de ese par de frases que los periodistas citarán de sus discursos. Para facilitarles el trabajo y orientarlos un tanto, los políticos introducen en sus discursos cada vez más idénticos una o dos frases cortas que hasta ese momento no habían dicho, lo cual es en sí mismo tan inesperado e impresionante que la "frasecita" se hace inmediatamente famosa. El arte de la política no consiste hoy en guiar a las polis (ésta se guía sola por la lógica de su oscuro e incontrolalble mecanismo), sino en inventar petites phrases, a tenor de las cuales el político será visto e interpretado, plebiscitado en los sondeos de opinión pública y también elegido o no elegido en las siguientes elecciones'.