miércoles, 4 de julio de 2007

La importancia de la imagen de los políticos

En el discurso político es casi tan importante lo que se dice como lo que se comunica.
Los líderes de los partidos y sus equipos son muy conscientes del valor de la imagen. Todo suma a la hora de lograr una supuesta victoria final sobre el rival y la frase definitiva ha de estar acompañada de la entonación adecuada y del gesto preciso para conseguir el efecto deseado: contentar a quienes constituyen la base de votantes propia de la formación a la que se representa y generar empatía entre los indecisos.
Antonio Núñez es experto en comunicación no verbal y socio y director de estrategia de la agencia SCPF y, con motivo de la celebración del debate sobre el Estado de la Nación, ha analizado estas cuestiones, centrándose en las figuras de los principales líderes políticos del país, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.
Núñez afirma que un político no puede aspirar, ni con su discurso ni con su imagen, a contentar a todo el mundo, pero sí que tiene que tratar de encajar en el arquetipo de líder que esperan sus votantes.
"Los profesionales de la comunicación no verbal son los encargados, junto con el núcleo de confianza de los líderes y los propios interesados, de construir la imagen que ofrecerá el líder, de hacer que entre él y el arquetipo ideal las diferencias apenas existan".
El peso del azar desaparece de la política al tiempo que crece el protagonismo de los asesores de imagen, que aunque en España aún está a años luz del de los profesionales de Estados Unidos, va en aumento.

Chamán frente a soberano
Según Núñez, Zapatero juega la baza de presentarse a sí mismo como un cruce entre chamán de tribu y hombre inocente para conquistar al electorado de centro-izquierda y atraer al mismo tiempo a quienes dudan. Él es un chamán, un mago, que ha ido logrando todos sus objetivos a la primera (convertirse en líder del PSOE partiendo desde una situación muy desfavorable, ganar las elecciones generales a la primera de cambio, etc, etc) y es, a la vez, un hombre lleno de inocencia -dialogante, con talante, ilusión y optimismo-. Mientras, Mariano Rajoy proyecta voluntariamente su figura como la de un soberano, alguien cargado de responsabilidad y al que el poder ni le es ajeno ni le viene grande.
Para el experto, ambos líderes son muy conscientes tanto de su autoimagen como de la del rival y allá donde los del PSOE pretenden mostrar virtudes en la magia y la inocencia, los del PP tratan en conseguir que parezca candidez, inmadurez y falta de respeto por lo establecido. Por el contrario, donde los populares elogian el poder y la responsabilidad de la figura de Rajoy, presentándolo como a un soberano, los socialistas pretenden descubrir actitudes dictatoriales, agresividad e intolerancia.
Rajoy encaja a la perfección con el arquetipo de líder conservador, mientras Zapatero se mete en la piel del arquetipo del líder de izquierdas. El líder del PP se dirige siempre al presidente del Gobierno con el tono y el discurso propio de un padre y trata de presentarlo como a alguien que aún está en proceso de formación, como a un niño que carece de la autoridad necesaria para asumir el poder. Esto gusta al votante del PP pero, sin embargo, provoca rechazo en las conciencias progresistas, que prefieren a un padre comprensivo y dialogante antes que a uno autoritario.
Antonio Núñez encontró a Zapatero monótono durante la primera jornada del debate sobre el Estado de la Nación, mientras que a Rajoy lo vió altanero. Leer más>>

No hay comentarios: