jueves, 23 de noviembre de 2006

Mini-Reyes en el Día sin Compras

Hoy se celebra, con escaso éxito -todo hay que decirlo-, el Día sin Compras, una iniciativa promovida por iniciativas tan interesantes como las cooperativas del trueque y los bancos del tiempo, que preconizan la idea de que se puede acceder a productos y servicios sin necesidad de dinero.
Paradójicamente, yo -no por llevar la contraria sino por circunstancias de la vida- he dedicado buena parte de esta jornada a comprar los regalos de Reyes de mi hija.
Entre la inmensidad de opciones para regalar he seguido una máxima de elección: que los juguetes que Melchor, Gaspar y Baltasar le traigan a la niña sean pequeños.
Desde luego que creo que los mejores juguetes son los educativos, los no sexitas, los que cumplen con ciertas normas a la hora de ser fabricados y todo eso, pero en un piso de 40 metros cuadrados el espacio manda y todo lo demás queda supeditado a que en el mismo diminuto cuarto del infante quepa la cama además de lo que le traigan de Oriente.
Así de triste, así de cierto. Al niño hay que mentalizarle para que asuma que en los sacos de los Reyes no caben cosas excesivamente grandes y que los camellos ya están muy mayores como para soportar grandes cargas...

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