domingo, 24 de diciembre de 2006

Hostia, campaña publicitaria

Cada uno es muy libre de gastar su dinero en lo que le plazca, partamos de esta base, pero no deja de ser curioso que un grupo de personas invierta cierta cantidad de dinero en alquilar una valla publicitaria y un monoposte iluminado con el fin de promover que la palabra “hostia” deje de utilizarse como interjección y que se respete así “la misma esencia de la Sagrada Forma”.
La valla está en Alicante y el monoposte, a la salida de Madrid, en la A-3, sentido Valencia, a la altura de Rivas-Vaciamadrid.
Por increíble que esto pueda parecer, es bien real, según leo en una noticia de la agencia EFE.
“Según las tarifas de las empresas publicitarias consultadas, un monoposte en la A-3 y en ese punto kilométrico (13,200) cuesta a partir de 1.100 euros al mes, más 1.500 euros de producción.
En cuanto a la valla, su alquiler en Alicante cuesta a partir de 320 euros al mes y otros 670 euros de producción”, se dice en el cuerpo de la información.
Los promotores de esta iniciativa, a quienes se ha de agradecer la total tolerancia y buenas maneras que en todo momento exponen, tienen además una página web,
www.hostia.org. En ella se pueden leer cosas como las siguientes: "La fuerza de pronunciación de estos vocablos (hos-ti-a, di-os, co-pón, etc.), hace que se utilicen para descargar una eventual tensión verbal en éstas palabras, y se usen frases poco respetuosas".
"Educadamente se puede hacer reflexionar al respecto, pero en definitiva, toda persona es muy libre de usar el léxico que ha elegido con todas sus expresiones, y esta decisión es respetable”.
Un amigo estadounidense me indica que iniciativas similares se llevan a cabo con cierta frecuencia en EEUU y que ya se ve como algo normal. Se trata, según me dice, de grupos u organizaciones civiles, bastante radicales, que, sobre todo, en zonas rurales gastan miles de dólares en campañas publicitarias agresivas en contra de el aborto o la laxitud moral de la sociedad moderna, por poner algunos ejemplos.
Lo dicho, cada uno es muy libre de gastar su dinero en lo que le plazca, yo mismo –y perdón por el ejemplo- estoy considerando muy seriamente el desembolsar una apreciable cifra de dinero en la adquisición de un váter cuyo asiento está siempre calentito para que las posaderas no se me queden congeladas cada vez que procedo a plantarlas en él y, seguro, habrá quien considere este dispendio una estupidez.
¡Felices Fiestas!

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