lunes, 4 de junio de 2007

Una letra para el himno español

Como si el río de la españolidad no bajara lo suficientemente revuelto desde hace alguna legislatura leo en los medios informativos estos días una propuesta que promete menearlo todavía más: ponerle letra al himno nacional.
La excusa es la supuesta demanda de algunos deportistas españoles que desearían tener alguna que otra palabra que llevarse a la boca cuando, firmes, escuchan los acordes patrios en sus andaduras internacionales. En cualquier caso, como por todos es sabido que los himnos de los países están compuestos por palabras como victoria, gloria, lucha, adelante, sangre, orgullo, camino y unión, ¿no podría cada uno de estos deportistas necesitados mascullar los citados términos en el orden que les diera la gana y bajo la unión de la melodía de 'La Marcha Real'?
Sin citar ni nombres ni apellidos, los periódicos hablan de que ya habría algún autor y un importante productor musical trabajando en este asunto tan crucial para los españoles. Es lícito que cualquiera tenga el deseo de encontrar El Dorado, vía derechos de autor, consiguiendo esa fórmula mágica con la que el Babel que es este país se sienta plenamente identificado, pero es tan lícito como imposible.
Quizá los autores de las últimas canciones que defendieron los representantes españoles en Eurovisión partan con ventaja en este difícil empeño: ellos lograron recientemente que el público soberano eligiera sus composiciones mediante una votación y para la ocasión no hace falta que ni el resto de Europa ni el resto del mundo comulgue con la apuesta nacional.
De momento, para lo que está sirviendo esta descabellada propuesta es para animar los foros de Internet de los principales portales y para que los comentarios sobre la noticia en los medios digitales y en los blogs con más audiencia se multipliquen. Del nivel de los mismos, mejor no hablar. Si tradicionalmente son espacios propicios para que radicales sin conocimiento y ociosos 'tocapelotas' intercambien insultos y barbaridades, ¿qué se puede esperar cuando la cosa llega servida en bandeja? En el breve recorrido que he realizado por estas nada recomendables conversaciones, lo más destacable ha sido el hecho de encontrar a muchos cachondos -¡cómo digerir toda esta historia si no es con humor!- y a más de un nostálgico que recuerda cómo Pemán ya resolvió el dilema hace 70 años o cómo el autor teatral Eduardo Marquina también protagonizó con anterioridad al de don José María (durante el reinado de Alfonso XIII) un poco exitoso intento.
Querer poner letra al himno español y pretender, además, que los españoles nos sintamos identificados con el resultado es tan absurdo que, tras 15 minutos de estar escribiendo este post, yo mismo empiezo a preguntarme si no estaré perdiendo demasiado tiempo hablando de cuestión tan banal.
Dejemos las cosas como están, no sea que comencemos ahora a cuestionarnos no ya la necesidad de que el himno tenga letra, sino de la necesidad de la existencia de un himno patrio e, incluso, de una bandera; mientras alguien resucita a Riego y otro afirma que se siente más unido a una persona que, como él, aún recuerda la letra del tema de apertura de 'La abeja Maya' (sea de la nacionalidad que sea) que a otra que, también como él, debería sentirse representada por la música que suena mientras los miembros de la selección nacional de fútbol permanecen mirando al cielo antes del inicio de un partido.
Acabado de escribir este artículo recién me entero de que Rajoy secunda la propuesta. El líder del PP sigue emulando a su predecesor en el cargo. Cabe recordar que José María Aznar, en su etapa de presidente del Gobierno, encargó a un grupo de escritores y poetas la tarea de poner letra al himno nacional.

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