jueves, 23 de noviembre de 2006

Encuestas e insatisfacción sexual femenina

El mundo de las encuestas es una fantástica fuente de noticias para los medios de comunicación y, además, con gancho. Visto el filón, se publican encuestas sobre todo lo imaginable y hasta sobre lo inimaginable. La fiabilidad de las mismas es otro cantar pero, ¿quién se resiste a obviar una información que nos dice cosas como que un tercio de las mujeres españolas están insatisfechas sexualmente (mensaje para los que están en alerta permanente: a río revuelto, ganancia de pescadores)?
Prácticamente, todos los portales de Internet también contienen preguntitas para que nos pronunciemos y así poder comprobar si nuestras opiniones se encuentran o no reñidas con las de la mayoría de quienes, como nosotros, optaron por votar. De igual modo y como muestra de democratización, en nuestros propios blogs de simples particulares también podemos incluir encuestas de marras de una forma tan sencilla como la que se nos ofrece en
Ya.com.
¡En nuestro mundo todo es susceptible de ser 'encuestado' y todos tenemos derecho a poder crear una encuesta digna!
Para los indecisos, hay también en Internet
herramientas tipo 'Comodín del público' de 'Quieres ser millonario' o 'Cuál dejo y con cuál me quedo' del 'Un, dos, tres'. Tú te fabricas la encuesta y sepa Dios quién te contesta.
Aquí van algunos de los títulos de algunas de las encuestas que se han hecho públicas en las últimas 48 horas. Verdaderas joyitas:
-Uno de cada cinco consumidores están abiertos a cirugía estética
-Los italianos creen que los idiomas son útiles, pero no piensan en aprenderlos
-Daniel Craig, elegido en Internet como
"el mejor James Bond" de la saga
-La mayoría de los musulmanes están felices en España
-Los españoles dan poca credibilidad a las noticias de política y del 'corazón'

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que son más de un tercio las españolas insatisfechas con sus parejas, lo que ocurre es que la mayoría se lo callan por verguenza,por no herir o por la educación recibida.
Pero la culpa no es de los hombres, sino nuestra.